A continuación se presenta el texto que la artista escribió y declaró durante la performance: “La elefanta”
“En la historia del arte uruguayo, la mujer ha sido marginada y sigue siéndolo. Su ausencia en los acervos de los museos, la falta de investigación sobre las prácticas artísticas, ha hecho que pocos casos hayan trascendido, en comparación con las prácticas de los artistas hombres.
Entre las primeras figuras en ser reconocidas en este campo se destaca Petrona Viera. Recién en el v Salón Nacional de 1942 Amalia Polleri ganó una medalla de oro como artista y, asimismo, pasaron décadas para que la mujer actuara como jurado en aquel concurso que se inició en 1937. En medio de un sistema doméstico y restrictivo, las mujeres difícilmente podían incorporarse al rol de artistas.
Las condiciones han cambiado de forma lenta. Mujeres como Olimpia Torres, Teresa Vila, Amalia Polleri, Amalia Nieto, María Freire, Nelbia Romero, entre otras, han sabido romper la crisálida de la negación. Esta situación sucede tanto en el mundo como en Uruguay; la cuestión es no claudicar.
Del total de 6636 obras que contiene el acervo del Museo Nacional de Artes Visuales, aproximadamente el 17% corresponde a artistas mujeres. Si de este porcentaje descontamos el caso particular de Petrona Viera, cuya familia donó gran parte de su obra, el total de obras de artistas mujeres representa solo el 3% del total del acervo del museo. Si este mismo análisis lo hacemos con respecto al número de artistas que están registrados en el acervo, del total de 965 artistas, menos del 10% son mujeres. Las estadísticas hablan por sí solas.
Fui la primera mujer en dirigir el Museo Nacional de Artes Visuales de Uruguay. Sistemáticamente, entre los años 2006 y 2009, sufrí violencia epistémica. Esto implicó encontrar refugio en las prácticas de las que provengo, que son independientes de cualquier política de turno, pero con un cuerpo político en escena, porque todo arte es político.
La obra de la mujer tomó un lugar preponderante en ese período, tanto desde el acervo como por las artistas contemporáneas que ingresaron al museo a mostrar su creación. Y lo único que el poder saber dijo, una y otra vez, fue que había demasiada gente asistiendo al museo, que lo convertían en un parque de diversiones. Esto, cuando el proyecto «Museo líquido» consistía en llevar a cabo la recuperación del museo como espacio público y generar vías para el trabajo transdisciplinario y transgeneracional. En definitiva, que el museo ya no era un mausoleo.
Encontré la obra de Petrona Viera abandonada en un cajón cerrado. Parte de la obra que hoy se muestra estuvo encerrada en una habitación ciega por años. Tuvo que ser restaurada y nadie la había echado en falta. Debemos apelar a la inteligencia y a la persistencia de los elefantes, porque nada parece haber cambiado en diez años y la historia se repite, una vez más, cuando en junio de 2020, en el Parlamento nacional, la diputada Verónica Mato afirmaba que las mujeres debíamos seguir abogando por nuestros derechos en todos los ámbitos e interpelaba a la comunidad de hombres para que revisaran sus prácticas misóginas.
En ese momento fue interrumpida por el presidente de la Cámara de Representantes, que la llamó a silencio. Romper el silencio es la potencial fuerza para desarmar el sistema doméstico, impuesto frente al claro control de la violencia epistémica, ese discurso que, repetido hasta el hartazgo, nos deja a la intemperie de la negación”.
Jacqueline Lacasa
Montevideo 2020
2006-2020
Jacqueline Lacasa
Performance - Instalación / Objetos varios: texto, máscara 3d, afiches. El taller de la artista fue trasladado al espacio de exhibición (Puertas, Mesa, Afiches correspondientes a su obra Tierra año 2014)
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